viernes, 18 de diciembre de 2015

#Prólogo #Cililing

Los días como humana de Cililing eran bastante rutinarios. Sin importar la época del año o la estación que fuera, despertaba exactamente a las ocho en punto de la mañana, salía a las ferias locales para comprar algo de sustento para ella y su compañera de piso, y por supuesto, luego debía de preparar el desayuno para las dos. Era un trabajo que podía parecer pesado, pero en realidad no era nada comparado con intentar despertar a la otra fémina.
      
—Lilith, despierta. El desayuno está listo.
      
Había una bandeja parcialmente arreglada con los contenidos de un desayuno normal y nutitivo descansando sobre el buró a un lado de la cama; sobre el lecho algunos mechones de cabello azulados se escapaban y dejaban en claro que ese bulto debajo de las mantas se trataba de una persona. Sin embargo, si alguien viera la escena desde fuera, seguramente pensaría que aquel cuerpo carecía de signos vitales. De verdad, ¿cómo era posible que alguien durmiera de forma tan profunda? Ella sabía que muchas veces Lilith, mejor conocida como Lime, utilizaba el mundo de los sueños como ruta para comunicarse con su verdadero lugar de origen, pero cómo siendo una bruja tan poderosa, no podía ella hacer un hechizo o pócima que le permitiera despertar con mayor facilidad.
            
—Si no despiertas, voy a comerme tu desayuno.
      
Cililing y Lilith se habían conocido bajo circunstancias bastante extraordinarias. De hecho, tiempo después de haber escapado de las garras de aquellas personas que jugaban al científico loco con el hada, esta comenzó a tener sueños frecuentes donde el color azul predominaba; a veces veía una casona rodeada de árboles, y otras, unos ojos ámbar escudriñaban su mente. La séptima noche sin embargo, pudo tomar control de sus actos dentro de aquellos sueños e ingresó sin problemas a la casona que antes solo había podido admirar. Se enteró pues que la dueña de ese lugar no era otra más que su salvadora, y aunque en un comienzo le desilusionó saber que su adorado príncipe azul no era sino una bruja que utilizó camuflajes para esconder su identidad, con el tiempo llegaron a conocerse y a llevarse bien. Cililing, o Eloise como había decidido llamarse en su forma humana, desde entonces vivía y trabajaba como hada guía de la bruja, ayudándola con sus quehaceres diarios en lo que esta otra, a cambio, le ofrecía su protección.
      
—De verdad eres todo un caso... —Rezongó luego de haberle dado una mordida a la tostada francesa, que se supone, era para la bruja que aún dormitaba. Cruzando una de sus piernas sobre la otra, permaneció sentada sobre la cama a un lado del cuerpo femenino más grande. No había mucho qué hacer, porque si le lanzaba agua acabaría por ser esta devuelta en mayores cantidades obra de los hechizos ajenos -experiencia propia-, así que seguiría comiendo. Había funcionado otras veces para despertarla. —Hmm~ que rica está la comida, ¡es una lástima que te la estés perdiendo!

3 comentarios:

  1. #CalamityLil

    Viajar sobre la cabeza de un troll era sumamente extraño y áspero, la calva de ese bicho era dura y para nada linda pero ni modo, debía ir a darle mensajes a los elfos y por eso se estaba dirigiendo a la comunidad elfica, sobre un troll. Lo tenía en su dominio, generalmente esas bestias eran destructoras y mataban por matar porque no era inteligentes y la palabra generalmente sobraba porque eran destructores los tolls.
    En su viaje a la comunidad sintió un aroma pero no sabía que era y a medida que se acercaban más a los elfos sentía más ese olor, de pronto sintió un dolor en el estómago por reflejo bajó la cabeza para mirar y vio como su panza comenzaba a hincharse a tal punto que parecía como si estuviese esperando un hijo, cosa que a esa altura de la vida eterna no pensaba tenerlo a menos que conociera a alguien y ahí sí procrear. Comenzó a sentir nauseas y de su boca expulsó un bebé pero Lilith se decía a sí misma que aún no era de que naciera así que se lo volvió a tragar y fue ahí en donde despertó escuchando las palabras del hada que estaba sentada en su cama.

    —Tuve un sueño extraño...

    Murmuró dándose la vuelta y observando el techo de su caminante casa. Sentía una extraña sensación en el cuerpo, seguramente algunos seres del averno le habían estado succionando la energía, y odiaba aquello porque los culpables eran los brujos y brujas que hacían magia negra y abrían los portales y dejaban escapar uno que otro demonio y almilla en pena.
    Se incorporó de la cama y lo segundo que vio luego de despertar fue comida y su estómago comenzó a sonar, sus tripas estaban haciendo sonar una orquesta dentro de su cuerpo.

    —Deja mi comida, Cililing y busca una poción para recuperar la energía... ¡Hay un alma dando vueltas que se atrevió a acercarse a mí y a robarme la energía! Esto es malo...—Negó varias veces con la cabeza y posteriormente se dedicó a agarrar la bandeja con el desayuno que el hada le había hecho. —Por cierto, gracias por el desayuno. Como siempre se ve tan bien ¡Ah! ¿Le diste leña a Calcifer?

    Expresó sonriente lo agradecida que estaba de que alguien como aquella chiquilla le hiciera un desayuno.
    A pesar de que odiaba los demonios sueltos y almas en penas, Lilith poseía un demonio de fuego que se encargaba de tener a su hogar/castillo en pie y caminar o volar hacia algún lugar. Calcifer era la excepción.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. #Cililing

      Por más que pasaba el tiempo, Lime no cambiaba; bastaba con tomar su comida para que reaccionara, sin importar lo profundo del sueño o lo intenso de la situación. La joven hada, acostumbrada a los desvaríos matutinos de la bruja, sencillamente siguió con su rutina y abrió las cortinas del amplio y blanco cuarto, revelando un cielo parcialmente despejado, en el cual azul y blanco se intercalaban en un lienzo perfecto.

      —Calcifer está listo para partir en cuanto des la orden. —Indicó dejando después piezas de ropa limpia sobre el lecho. —Mas en cuanto a la pócima, creo que ya no tenemos. ¿No es la quinta vez este mes? Dijiste que era culpa de otras brujas, ¿No deberías estar preocupada?

      Aún había muchas cosas que para ella resultaban incomprensibles. Siendo ella solamente un hada, tenía prohibido el acceso a muchos de los libros en la biblioteca del primer piso, según la bruja Lilith, porque podría resultar peligroso para ella tener conocimientos de magia. "La magia es un arma de doble filo, si no tienes cuidado, puede consumirte", esas habían sido las palabras exactas. Por ello Cililing únicamente se ocupaba de ayudarla a buscar componentes para sus pociones y hechizos, además de llevar el conteo de los mismos. Cosas como clanes, preparaciones y conjuraciones se hallaban fuera de su jurisdicción.

      —Podría ser su forma de enviarte advertencias, ya sabes, como cuando los humanos anuncian la guerra. —A veces dejaba su imaginación volar, sí, pero consideraba mejor prevenir que lamentar.

      Eliminar
    2. #CalamityLil

      Al escuchar las palabras de la más baja ''¿No deberías estar preocupada'', levantó la mirada mientras fruncía el ceño; terminó de tragar la comida que anteriormente se había metido a la boca y dejó la bandeja sobre la cama para levantarse.

      —No... Lo que pasa es que es complicado ese tema. Esas brujas solo existen para hacer el mal a una persona pero si solamente se lo piden, y si lo hacen por cuenta propia entonces les llegará el karma, así que no hay manera de que me hagan daño a menos que hayan cosas extrañas al rededor mío pero no las hay — Respondió mientras se quitaba la ropa de dormir y quedaba como su madre la había traído al mundo, por supuesto que a Lilith no le avergonzaba quedar desnuda delante del hada porque no, la conocía y punto. La ropa que Cililing había dejado sobre la cama fue tomada por las manos de la pelicolorida de ojos amarillos para ocultar su desnudez porque obviamente no iba a estar desnuda todo el día. Debía hacer cosas —Las brujas que hacen magia negra algunas veces suelen ser... Un poco raras, y he visto brujerías demasiado tontas y asquerosas que no funcionaban porque eran mitos y otras asquerosas pero que eran muy malas, en el sentido de malignas — Contó mientras se observaba en el espejo que tenía en la habitación, terminando de abrocharse unos jeans color negro — Una de ellas es hacer hervir en agua, por supuesto, un calzón o braguitas, como las llames, pero estas deben estar usadas o sea sucias ¿verdad? Y luego con esa agua cocinan alguna comida como un guisado, una sopa... ¿No crees que es asqueroso? Todo para que un hombre no se alejen de sus vidas.

      En su rostro se formó una mueca de disgusto porque de tan solo pensarlo le daba asco y sin saberlo los tipos comían eso pero no funcionaba para nada, su abuela se lo había confirmado.
      Una vez que se terminó de arreglar con ropa abrigada porque tenían que ir a Seul, sí, se llevaría a Cililing, fue en busca de la dichosa pócima que según la pelinegra le había dicho que creía que no había más, pero para su suerte sí que habían y estaban en la habitación en la que guardaba todas sus pócimas. Se tomó un frasquito y en unos segundos sintió como la energía volvía en ella.
      Bajó hacia el comedor y le fue a dar leña a Calcifer que pícaro le envió un beso mientras se abrazaba a un pedazo de madera.

      —A lo que iba... Esas brujas dejan escapar esos demonios porque no son realmente brujas porque si fuese una bruja verdadera entonces sabría que ese demonio también absorbería su energía ¡Ni ella se salva! — Alzó la voz para que Cililing la escuchara ya que no tenía idea de donde estaba porque su recorrido había sido de la habitación, a la habitación en donde estaban sus pociones y luego al comedor. —Por cierto, tenemos que ir a Seul así que abrígate.

      Eliminar